Ciudad de Panamá era la continuación de nuestro recorrido. Seré breve respecto a esta etapa, porque hicimos lo que hacen todos los que van a la ciudad: el tour por el canal, ver los edificios enormes, pasear por la parte antigua y salir de copas por la calle Uruguay.
Bajamos de Ciudad de Panamá hacia Portobelo, un pueblo de costa patrimonio de la humanidad, de acuerdo con la UNESCO. Además de darnos unos día de playa, resultó que coincidimos con un un festival/carnaval que hacen cada año. Se ven congos y diablitos en cada esquina. Los habitantes bailan y tocan tambores y nos resultó diferente y divertido.
Portobelo era nuestro último destino en Panamá. Era momento de cambiar de país. Dejar Centroamérica y adentrarnos en ese grandísimos subcontinente que es Sudamérica. Viajar de Panamá a Colombia, a pesar de la frontera común, es difícil y se tiene que hacer o por aire o por mar. La selva impide la construcción de una carretera en forma. Nos negábamos a regresar a Ciudad de Panamá para tomar un avión, así que sólo nos quedaba continuar por vía marítima.
Las opciones eran las siguientes: La primera, esperar un barco carguero que se detuviera en Portobelo y que luego siguiera a Colombia. El problema radicaba en que no sabíamos cuándo llegaría, ni cuánto nos costaría. La gente del lugar se encargó de contarnos historias escabrosas de viajeros que habían optado por ir en estos enormes barcos y lo mal que se lo habían pasado. La segunda opción era más segura, pero muy complicada. Incluía tomar una furgoneta y dos lanchas para cruzar el mar. Podríamos visitar un pueblo de los indígenas panameños Kuna, pero llegaríamos a “Turbo”, en lugar de a Cartagena (que era lo que queríamos), ya en Colombia. Es curioso pensar que se llega a un sitio llamado “Turbo” después de estar en un bote por 10 horas…
La tercera opción nos convenció: consistía en abordar un velero que haría paradas en islas caribeñas paradisiacas durante tres días, para luego enfilar hacia Cartagena (40 horas). De las tres, suponemos que era la opción más cara (nunca supimos el precio del carguero), pero es la que más nos llamó la atención. ¡Viaje caribeño en un velero!
Esto, y la llegada a Colombia, en la siguiente entrada.